domingo, 31 de mayo de 2009

ANECDOTARIO ANÓNIMO

LA AVARICIA ESCOCESA.-
Los escoceses tienen fama de avaros. Y siempre que se trata de un cuento de avaricia el protagonista es un escocés. Se dice que un escocés fue una vez a una cepillería y enseñó un cepillo de dientes en muy mal estado.
- ¿Se podría recomponer este cepillo? – preguntó
- Poder si se puede. Pero por lo que cuesta un cepillo de esos, no merece la pena componerlos. Mejor compra uno nuevo-es que el mango está en muy buen estado
- -Los mangos de esos cepillos no se estropean nunca.
- -¿Y qué se hace con ellos cuando el cepillo ya se ha gastado?
- -Nada; se tiran, supongo. Aquí nadie viene a pedirnos que le pongamos cepillo nuevo a un mango viejo.
- de todos modos….¿cuánto vale un cepillo nuevo?
- Pues hay de varios precios. Pongamos treinta pesetas.
- Y arreglar éste ¿cuánto podría costar?
- Un poco menos, desde luego. Pongamos veinticinco pesetas.
- O sea, cinco pesetas menos. Cinco pesetas son cinco pesetas. ¿Me lo compondrían?
- Sí, sí. Déjelo aquí.
- Todavía no. Es que es el cepillo de dientes del club y no puedo tomar ninguna decisión sin consultar a los otros socios.

PROBLEMA PARA UN CIRUJANO

Un conocido cirujano explicaba que uno de sus enfermos le planteó este problema:
- Usted, en cada operación aprende algo y gana experiencia, ¿si o no?
- Desde luego que sí.
- Y el enfermo no gana nada y se presta no solo gratis, sino que encima ha de pagar. Esto es injusto. Deberían ser ustedes los que pagaran algo a los enfermos cada vez que les intervienen.
- Decía el cirujano que la cosa terminó muy ingeniosamente por parte del enfermo.. el médico le decía:
- ¿ Y de que viviríamos entonces los médicos?
- El enfermo le hacía otra pregunta:
- ¿y de que vivimos ahora los enfermos?


CUANDO LOS EXTRANJEROS NOS CRITICAN

Una señora inglesa, que llevaba ya algunos años en España y que hablaba, aunque muy mal pronunciado, el español, nos decía:
· Lo que más me chocó de las mujeres españolas, cuando llegué aquí, es la forma como gritan cuando hablan.
· Y lo decía con una voz chillona, estridente, que obligaba a los otros a interrumpir sus conversaciones y a escucharla sólo a ella.

Una señora norteamericana, de unos cuarenta años, recién llegada a España, nos explicaba cosas de España a un grupo de españoles. Nos decía:
· En los países más atrasados, como es el Sudán y como es España, las mujeres, a los cuarenta años, ya han envejecido.
· Entre los que la escuchábamos había tres señoras españolas, de alrededor d cuarenta años, muy bonitas y muy bien conservadas las tres y que parecían las tres bastante más jóvenes que la norteamericana, mal conservada y excesivamente gruesa. Y una de ellas, amablemente le dijo:
· No, si la verdad es que los españoles, para llegar a conocernos, hemos de escuchar a los extranjeros que nos visitan.


ANÉCDOTAS TEATRALES.-

1.- Parece ser que el día del estreno de una obra, en un teatro de Madrid, el primer acto fue recibido con abucheos y silbidos. Y entonces el director de la compañía alió por delante del telón y dijo a los espectadores:
· Estoy con ustedes; esto es muy malo. Y los actos que faltan aún son peores. ¿Ponemos otra comedia?
· La contestación fue unánime:
· ¡¡¡¡Sííí!!!
· Y se empezó otra obra, una repertorio
Y también parece ser que el director, antes de empezar la otra comedia, volvió a salir y advirtió:
· Si silban esta, no empezaremos otra, porque acabaríamos demasiado tarde.

2.- De un actor, cuyo nombre se calla pues todavía vive, se cuenta que, en una larga tournée por distintas poblaciones y por no ir el negocio demasiado bien, no le pagaban el sueldo concertado. Lo reclamaba y el empresario le decía:
· Mañana.
Hasta que el autor, cansado y sin un duro, le dijo:
· Si esta vez no es verdad, no trabajo más.
No fue verdad. En el momento de empezar la función el actor reclamó el dinero. No le pagaron. Y el actor, disimuladamente, salió del escenario y entró en el patio de butacas. No había mucha gente. El actor se sentó en una de las últimas filas ocupadas, las seis o siete. Y después de un rato le dijo a otro, un desconocido, a cuyo lado estaba:
· ¡Verá usted ahora la que se arma!
· ¿Por qué? ¿Qué pasa?
· Pasa que ahora, dentro de muy poco, sale a escena un nuevo personaje. Y ese personaje soy yo.
No dice la anécdota lo que pasó.


3.- Se cuentan muchas anécdotas de equivocaciones sufridas por actores la primera vez que han aparecido en escena. Y las que menos se cuentan son las dos más sorprendentes. En ninguna de las dos se cita el nombre del actor que a lo mejor, llegó después a la cumbre de la fama.
· Un actor principiante solo tenía que contestar dos palabras a dos preguntas que le hacían. A la primera pregunta *sí* y a la segunda pregunta *no*. Y aturdido, se equivocó. Alguien de los que tienen la costumbre de anticiparse, suele decir:
· DIJO NO EN VEZ DE SÍ Y AL REVÉS
· No. La primera vez dijo: ¡ni! Y la segunda ¡so!
· Y otro actor de la compañía, cuando lo contaba, decía:
· Y LO MAS CURIOSO DEL CASO ES QUE NADIE DEL PUBLICO SE ENTERÓ.



4.- Otro actor empezó con un papel de criado, con una sola salida a escena. Aparecía con un servicio de chocolate en una bandeja y decía:
· ¡Señorito, el chocolate!
Lo repetía una y otra vez para decirlo con l entonación justa. Y en el escenario la emoción le trabo la lengua y le salió así:
· ¡Chocolito, el señorate!

Otra equivocación, en boca de una actriz una de las primeras veces que salía a escena. Tenía que decir, muy asustada:
· Está la calle llena de policías y hay un cochecito de niño junto a la puerta.
Estaba asustada de verdad, por ser la primera vez y empezó asi:
· HAY UN POLICIA JUNTO A LA PUERTA…….
Y ya en la pendiente, intentó arreglarlo así:
· Y ESTA EN LA CALLE LLENA DE NIÑOS EN SUS COCHECITOS.

Otra equivocación teatral, ocurrida en Madrid, es la del actor que tenía que decir:
· OS ESPERO A LA PUESTA DEL SOL.
Y le salió así:
· OS ESPERO EN LA PUERTA DEL SOL.
Era una obra del tiempo actual y nadie se dio cuenta.

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